Iván Fernández Anaya dio una lección de deportividad que no está al alcance de todos. El mediofondista vasco iba detrás del primer clasificado y al ver que este se equivocaba y se paraba unos metros antes de la pancarta de meta, no aprovechó la ocasión para acelerar y ganar sino que alentó al otro corredor para seguir y terminar la carrera.
Un gesto que muchos alabamos y que otros, como su propio entrenador, demonizaron en pro de una competitividad insana.